por Santiago Rodríguez
Los días 10 y 11 de Junio representantes del sector gastronómico y hotelero se reunieron con Guillermo Montenegro. Tal como lo manifestara el intendente a los medios periodísticos, estamos pensando una Mar del Plata “abierta al turismo” a partir de septiembre del corriente año.
En este sentido, todos los que participamos del sector somos concientes de la acuciante situación actual que atraviesa nuestra industria. Trabajadores y empresarios más unidos que en cualquier otro momento, un estado presente a través del programa ATP (asistencia de emergencia al trabajo y la producción) estamos haciendo el máximo esfuerzo por preservar las fuentes de trabajo.
Aún con estos esfuerzos, se observa con profunda tristeza en medios periodísticos el cierre definitivo de establecimientos gastronómicos que han acompañado a la ciudad de Mar del Plata por muchos años (vgr. Parrilla Pehuen de Bernardo de Irigoyen 3666 o Los Chicos del Europa de Luro 3598)..
Son puestos de trabajo que se pierden en una ciudad donde justamente el empleo ha sido una de las variables económicas más castigadas durante la última década. Cuando hablamos de desempleo, hablamos de personas humanas: trabajadores, empresarios y sus familias cuyos sueños se frustran y sus brazos se caen frente a una situación de pandemia agobiante y una inestabilidad económica que destruyen uno de los pilares fundamentales de la dignidad humana: el trabajo.
Sabemos que el sector será uno de los últimos en dirigirse hacia la “nueva normalidad”, ya que ligado a su actividad está el tráfico interjurisdiccional que será una de las últimas actividades que retornarán en el actual contexto.
En ese regreso, la situación será compleja: nuevas inversiones producto de los protocolos sanitarios para la actividad junto a la necesidad de un distanciamiento social continuado obligarán a un retorno parcial de la misma al menos en una primer etapa.
Frente a este contexto el sector necesita imperiosamente una ayuda de la clase política: la emergencia turística del estado local y provincial y la reducción del Impuesto al Valor Agregado del estado nacional.
Respecto de este último tema países como Alemania han reducido la tasa del IVA del 19% al 7% en gastronomía partir del mes de junio del corriente año para incentivar la actividad frente al contexto de pandemia. La alícuota del IVA en hotelería en el país germano es del 7%.
Por otro lado y en relación al Impuesto al Valor Agregado cuyo origen se lo puede ubicar en Francia, tanto en ese país como en la mayoría de los países europeos donde rige el impuesto la actividad gastronómica y hotelera tienen siempre alícuotas reducidas del impuesto.
Claramente el tener una alícuota reducida no es un capricho del país que lo inventó ni de los principales países europeos que lo aplican. El motivo es que el principal “costo” que tiene la actividad es la mano de obra y la carga tributaria, ambos ítems no tienen crédito fiscal que pueda ser descontado del débito fiscal por ventas.
En tal sentido podemos ver el siguiente cuadro:
Conclusión
Es por todo lo expuesto que solicitamos con suma urgencia la reforma de nuestra ley de Impuesto al Valor Agregado por parte de nuestros legisladores nacionales con la aplicación de una alícuota reducida del IVA del 10,5% para la actividad.
Solo estamos solicitando la coherencia y racionalidad que aplican los países de Europa que consideramos “sensatos tributariamente”.
La actividad no puede seguir esperando, es la clase política que debe estar a la altura de las circunstancia, son nuestros legisladores los que deben tomar conciencia que su demora es sinónimo de pérdida de empleo en una economía asfixiada.
De no hacerlo, se continuarán cerrando establecimientos, Dios y la Patria se lo demandarán a nuestros legisladores y en cada café, restaurante y hotel en el que se presenten, los trabajadores unidos más que nunca a los empresarios del sector tomaremos la responsabilidad de recordarles el daño que nos ha causado su inacción.